Este pueblo hace 12 años era un pequeña aldea de pescadores, sin electricidad, unido solamente por una pista, que la lluvia hacía impracticable al resto del país. Para llegar hasta Sánchez, hacían falta varias horas a caballo o en jeep.
Hoy en día es un pequeño pueblo perdido en medio de palmas de cocos, con las playas más salvajes y lindas de la República Dominicana. El turismo de masas y los grandes hoteles todo incluido no se han interesado en establecerse en esta zona a causa de la ausencia de infraestructuras correctas.
Pequeños hoteles, guesthouses, pero también casas o villas son el tipo de alojamiento que se puede encontrar en este pueblo encantador. Quizás una noche, tomando un aperitivo, alguien le contará la historia mas reciente de Las Terrenas.
Unos franceses de origen montañés desembarcaron en este pedazo de paraíso y construyeron algunas casitas para ellos y sus amigos. Los amigos crecieron en número, las casitas empezaron a transformarse en pequeños hoteles y aparecieron algunos restaurantes de playa y dos o tres bares.
Hace nueve años llegó la electricidad y la metamórfosis del pueblo se hizo más patente. En Las Terrenas reina una simpática armonía entre la vida local y sus numerosos residentes europeos.