Verdadero prodigio del merengue típico, y dotado de unas de las manos más ágiles de todos los tiempos, el acordeonista González Alvarado Pereira nació el 10 de enero de 1947, en La Jaguita, Cabrera. Es uno de los diez hijos procreados por el agricultor Ramón Alvarado y la modista Juana Pereira. Desde pequeño le llamaron Bartolo.
A Ramón le apodaban Mon y al padre de Mon, que se llamaba Demetrio, le decían Quero. Y como "hay nombres que son fáciles de combinar el uno con el otro o con el apodo", dice Bartolo, a Ramón Alvarado se le conoce desde siempre por Mon Quero.
Bartolo Alvarado nació sin vista, según cuenta, y no recuerda algún momento de su vida en quesus ojos hayan visto la luz. Pero, desde que empezó a gatear y tuvo un objecto en sus manos comenzó a sacarle ritmo. Su abuelo Quero le compró una tamborita y cuando Bartolo era apenas un infante, con ella como tamborero, se ganó los primeros cinco pesos, actuando en una función que presentaba un mago que andaba en recorrido por los campos de Cabrera.
Tendría el niño algunos tres años cuando le compraron un acordeón de boca, como se le dice popularmente a la armónica de boca. Con ella empezó a tocar merengues; y a los siete años, el abuelo Quero le compró un acordeón "de esos que tenían una sola carrera de notas y que les decían Concho Primo".
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